VISITA AL CEMENTERIO
A un cementerio fui
a visitar los difuntos
un primero de noviembre
que todos iban de luto.
Le di la vuelta al lugar
y volví a salir llorando
porque no pude encontrar
lo que yo andaba buscando.
Fui a la casa por el tiple
y llorando les canté
a ver si entre los oyentes
alguno me da fe.
Con palabras de ternura
y con el alma desecha
pregunte a los de la puerta
por todas las sepulturas.
Alguno me preguntó
qué era lo que averiguaba
que le diera alguna seña
a ver si me consolaba.
Mi contestación fue ésta
a ver si así me entendía:
yo lo que quiero saber
dónde está la madre mía.
La Virgen me reveló
que estaba en su compañía
que no me desesperara
que en el cielo la veía.
Dádmele paz y alegría
Virgen pura, santa y bella
que yo te daré por ella
en prendas el alma mía.
Y fue tanta mi alegría
que me postré por el suelo
a alabar a Dios del cielo
y a nuestra Virgen María.
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