sábado, 12 de enero de 2013

Los pinos no son ningunos principiantes



Tan filados y tan serios

musgo ante los ojos del Consejo de Creadores,

han escondido siempre

a los más misteriosos seres de la Tierra.



En breve olvidan las malas intenciones

y eternamente entierran sus voces

bajo las rocas.

De ahí que algunos labriegos presientan duendes,

de ahí el suave velo de las primeras horas.



Bajo su forma ocultan los ángeles,

náufragos de las tormentas,

sus irreparables alas.



Con alta precisión y fidelidad los pinos callan,

como en el más humilde y añejo relato

del bosque.

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