El indigente
Amiga soy del mendigo,
del pordiosero, del basurero,
del andante, del ignorante
del indigente que vive
como un can entre la mugre
y que va de alero en alero
buscando en el basurero
los desperdicios, las sobras,
para calmar la fatiga
del hambre que los agobia
hasta perder la razón
y es tal la desazón por conseguir el sustento,
que son cual los gallinazos
que con su pico hacen pedazos
cualquier bicho o desperdicio;
mejor dicho este es su oficio,
con que calman la fatiga
del hambre que los agobia.
Y que el mismo Dios lo diga
si digo yo la verdad;
los he visto de madrugada
cuando sale la alborada
desfilar por la barriada,
cadavéricos, harapientos
con su cara marginal y a su espalda su costal;
Son ellos madrugadores….
Pues ya dio el reloj la hora, la hora de trabajar;
ellos logran la mañana
pues no pueden ya dormir
porque tienen que competir
con su trabajo rutinario
para conseguir a diario
algo para sobrevivir
y empiezan pues ya a abrir las bolsas de la basura
y con sus manos mugrientas
y sus bocas ya sedientas
comienzan a saborear y luego a masticar lo que
para ellos es un manjar…
Las sobras de la basura!
Y así van cual caminantes por todita la ciudad,
caminando sin parar
igual que el judío errante;
hasta que caiga la noche
y el cansancio los domina
entonces ahí se inclinan
en cualquier andamio o acera
y ponen de cabecera y de almohada su costal.
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